Es interesante la radiografía de un metro camino del aeropuerto. El camino es largo y la mayoría del vagón aprovecha para leer algo o echar una cabezada.
Frente a mi van cambiando los pasajeros, aunque sospecho que los que me acompañan ahora serán los definitivos. Sus maletas les delatan.
Hay un hombre de aspecto anodino, tan gris y vulgar que tengo la certeza de que será español. A su lado otro de pelo cano, rasgos árabes y labios gruesos. Me recuerda a Serge Gainsbourg. Consulta su reloj y manda mensajes con el móvil acurrucando la cabeza dentro de su gabán. Como un pato que esconde su cabeza del frío entre el plumaje.
De vez en cuando me sacuden oleadas de un olor nauseabundo, provienen de la pasajera de mi izquierda. Viste un viejo abrigo desastrado y una maraña de pelos cual nido alborotado por cabellera. Si la loca de los gatos de los Simpsons fuese de carne y hueso sería ella.
Seguimos nuestros camino tras pasar Northfields, el metro transcurre entre arboledas y las rusticas casitas de la zona.
Nuevo baile de sillas en Osterley. El hombre de gruesos labios se ha sentado donde la mujer de pelos alborotados y ella a corrido un asiento mas a la izquierda. Ahora el olor es de suave naftalina, lo agradezco y me resulta extrañamente agradable.
Quedan apenas 4 paradas para llegar a Heathrow. 1h 45 min para el embarque. Voy bien de tiempo.
2 comentarios:
Maravilloso y cautivador texto :)
Gracias vida
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