Quien sea un asiduo de la sevillana calle Marques de Paradas seguramente ya se haya percatado de que desde hace unos días hay algo que no encaja.
Hace ya un par de semanas que "La Marquesa", como yo la llamaba, ya no está.
La Marquesa era una vagabunda que siempre tuvo su pequeño hogar allí, a escasos metros del ambulatorio, protegida por cajas de cartón y su inconfundible paraguas abierto.
Muchas veces olvidamos que detrás de esas siluetas a las que no prestamos mucha atención, detrás de esas sombras de Hiroshima también hay personas.
Siempre me arrepentiré de todas las veces que estuve tentado de preguntarle su historia, de como acabó anclada en esa puerta durante mas de 20 años.
Hoy en esa puerta solo queda una vela y un pequeño ramo de flores.
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