La semana pasada me hice un par de libros auténticamente maravillosos. Se trata de
La Fuga de
Pascal Blanchet editado por esa exquisitez llamada
Barbara Fiore y
Caperucita Roja de
Adolfo Serra editado por los no menos exquisitos (a la par que amigos)
Narval.
En ambos casos y ante la ausencia de texto la magnifica narrativa de sus ilustraciones hacen que nuestra imaginación complete cada página convirtiendo una historia en un sin fin de variantes. Cada día y aunque la historia visualmente es la misma la manera de narrarla fluctúa. Nos empuja a convertirnos en narradores, en cuenta cuentos, aunque seamos nosotros mismo los receptores de la historia.
La historia de Caperucita, mil y un veces contada, da un giro inesperado gracias a las poderosas metáforas visuales de Adolfo Serra con un lobo que se despliega protagonista por todas las páginas.
Aquí podeis leer una buena reseñaLa fuga es un canto al Jazz, a las historias que arrastra cada uno de nuestros mayores. Imágenes que evocan historias, música, sentimientos... tonos sepias que nos transportan a un pasado con banda sonora de Sarah Vaughan, Artie Shaw, Oscar Peterson o Benny Goodman.